Con cientos de banderas flameando en la mano de los fieles que vitoreaban el paso de la Virgen por la calles del centro de Santiago, después de más de un año de pandemia este domingo se realizó, la tradicional Procesión de la Virgen del Carmen, una de las manifestaciones religiosas más antiguas de la Iglesia chilena.
Diversas comunidades escolares, universitarias, parroquiales, familias, sacerdotes, consagradas, entre otros, presenciaron este encuentro de fe que se inició a las 15:30 horas, cuando la Virgen salió de la Catedral Metropolitana, en su anda empujada por el grupo de anderos que tradicionalmente realiza esta labor con un fervor incalculable. Luego, el grupo de baile religioso las Morenas de Huechuraba le bailó la Morenada, un hermoso tributo a la reina de Chile. Más tarde, la guarnición de las Fuerzas Armadas le rindieron honores, luego del cual se realizó un emotivo minuto de silencio por las 40 mil víctimas de Covid, durante esta pandemia.
La liturgia comenzó con el rezo del santo rosario, el cual se proclamaba con fuerza mientras la procesión de la Virgen bajaba por la calle Catedral, para continuar por Morandé y regresar por Compañía y Plaza de Armas. El trayecto fue acompañado por el canto del coro de Misión País, donde más de 40 jóvenes le cantaron de lo más profundo de su corazón alegres y devotas canciones a la patrona de Chile.
Luego del recorrido, se inició la celebración eucarística que fue presidida por monseñor Celestino Aós, Arzobispo de Santiago, quien destacó esta “costumbre hermosa” de nuestro país, que se ha mantenido gracias a la fe del pueblo devoto. En su homilía el cardenal señaló que “hemos visto a un Chile en fiestas, fiestas patrias, y hoy, Virgen María, queremos rezar agradecidos por esas alegrías. Y vemos un Chile en ilusión y empeño por darse una nueva Constitución y un Chile empeñado a unas elecciones y en esta tarde rezamos por ese Chile, madre nuestra y madre de todos los chilenos”.
“Tenemos necesidad de muchas cosas, pero Chile necesita nuestra oración”, enfatizó monseñor Celestino, quien finalizó su homilía, mencionando que “a nivel de Iglesia, es la hora de la asamblea diocesana, nacional y del encuentro latinoamericano. Todo ello culminará en el Sínodo Universal (…) ¿Cuál es mi aporte? ¿Qué es lo que el Señor me pide aquí y ahora? Malo sería volver de esta procesión y de esta misa sin un propósito. No hace falta que les contemos a los demás en qué consiste nuestro compromiso. Lo deben detectar en nuestras obras”, resaltó.
El encuentro culminó a las 18 horas con el lanzamiento de un rosario de globos como señal de esperanza para nuestro Chile y nuestra Iglesia.